Otro de los casos más famosos de niños salvajes es el de Amala y Kamala.
La historia de estas niñas empieza en 1920, cuando un misionero que se encontraba a las afueras de Midnapore fue informado de que había un fantasma en el bosque, y que era necesario hacer un exorcismo. Cuando éste fue a investigar lo que ocurría, acabó descubriendo a dos niñas desnutridas y salvajes en la madriguera de unos lobos, a quienes la madre loba defendía como si fueran sus cachorros. Aunque el hombre dudó en qué hacer, antes de que pudiera decidir, los nativos mataron a la loba y capturaron a las dos pequeñas.
Kamala era la mayor. Tenía 6 años y su hermana Amala tan solo 3. Separadas así de su entorno "familiar" solamente se tenían la una a la otra, considerando hostil cualquier otro ser humano que se las acercara.
En los primeros meses, las pequeñas eran sumamente agresivas y peligrosas : arañaban, mordían y atacaban como bestias a quienes se le acercasen. Tenían las mandíbulas afiladas y los caninos más largos de lo habitual, los ojos les brillaban en la noche y veían mejor que nadie en la oscuridad, así como su sentido del olfato estaba especialmente desarrollado. Tampoco sabían llorar o reír, ni tenían, aparentemente, ningún sentimiento humano.
Se constató que no parecía haber vínculos familiares entre las dos, lo que llevaba a la sorprendente conclusión que la loba las había recogido en diferentes situaciones.
Su adaptación fue tan difícil que el reverendo Singh se llegó a preguntar si no hubiese sido mejor dejarlas en el bosque. Tan solo 1 año después de su ingreso en el orfanato, la pequeña Amala enfermó y murió de disentería. |
Cuando Amala falleció, se vio a Kamala llorar (además, se la tuvo que separar por la fuerza del ataúd de su hermana). Pasó las semanas siguientes refugiada en una esquina y aullando en las noches.
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